Celebrem els Jocs Florals amb el drac com a temàtica central

En el marc de la Diada de Sant Jordi, avui hem fet el lliurament de premis de les obres guanyadores dels Jocs Florals d’Osonament. L’acte ha començat amb un intercanvi de llibres i amb la presentació a càrrec del seu autor, Adrià Ballús, del llibre d’assaig i poesia Descosir la llengua per cosir la vida. L’Adrià, a més, ha amenitzat la festa amb dues cançons acompanyades de guitarra basades en escrits que figuren al llibre.

El jurat ha insistit que les obres presentades en les tres categories tenien molt de nivell i que els ha costat decidir-se per les guanyadores. La poesia premiada ha estat “Dracs quotidians”, de la Rosa. En narrativa ha estat premiat l’escrit d’Adrià Cabanas “El sueño inquebrantable “.  Finalment, el dibuix premiat ha estat “El Ressorgir”, d’Alexandra Jorquera.

A la Llar Residència de Manlleu, també hem pogut gaudir d’una representació de Sant Jordi al jardí a càrrec de la companyia Infestum, en un matí en què el sol ens ha acompanyat en tot moment.

Us deixem les obres premiades i imatges de la jornada a Manlleu i a Vic.

Obra Dracs quotidians

Rosa

“Hi ha dies…com avui mateix,

vestit de dubtes

i d’incerteses,

on cadascú lluita

amb els seus dracs,

més petits o més grans.

Tanmateix,

sempre creixen,

quan l’ansietat ens devora,

foradant-nos el pit

i ens sentim sense forces.

Aleshores, l’art

com el mar

o com les vides que ens estimem

i ens donen vida,

ens ajuden sempre

a anar endavant

tot lluitant

amb els nostres dracs quotidians

per ferotges que siguin.”

El sueño inquebrantable

Adrià Cabanas

La mente de Iria despierta entre espinas y sombras. Su cuerpo, se encuentra estirado en la suave silueta de un joven árbol. A su lado se encuentra Jorge. Ambos cruzan sus apasionantes miradas, ignorando los leves temblores de los andares del dragón, mostrando sus almas desnudas. Como si fuera el primer día que se vieron, su admiración el uno por el otro no tiene igual.

Cómo mochilas cargadas de plomo sobrellevan, con voluntad e idealismo, la ardua tarea de poner fin al sufrimiento del dragón. Años, milenios, de tormento y sufrimiento al fin conocerían su final. Sempiterna, es decir con principio pero sin final, pensaban que era la antagónica bendición al dragón. Sin embargo, la realidad era muy distinta.

La leyenda narra una rosa situada en algún lugar de la biosfera situada en las espaldas del dragón. Esta, debía ser arrancada ofreciendo un sacrificio. El alma de un voluntario que cambiaría de lugar con la del dragón. Ambos jóvenes estaban dispuestos a pagar el precio.

Tras miles de kilómetros de andar entre las montañosas vértebras del dragón, que desafiaban a las nubes y las estrellas, Iria y Jorge llegaron a una extraña cueva de cristal. Bajo la luz de las auroras flamígeras que expedía el dragón por su boca, la cueva parecía cobrar vida entre las sinuosas grietas de oro y plata que había entre los cristales. Esta tenía forma de una cuenca ocular a la cual se le había extirpado un ojo. Parecía que se encontraban, en la cabeza del dragón.

A medida que se adentraban en la cueva, las sombras crecían y la luz menguaba hasta el punto de que el techo de la gruta quedaba totalmente fuera del alcance de la vista.

Llegaron al final a una especie de claro, en la que había una pequeña pila de estatuas con forma humana. Estas se encontraban cinceladas con finos pliegues que imitaban el tacto de la seda. Expresiones de vacío y soledad, con miradas que podían radiografiar el alma de quien mirase fijamente a sus ojos.

Encima del pequeño montículo había una pequeña rosa solitaria de color azabache con grietas carmesi, que como venas parecian palpitar suavemente. Los enamorados se acercaron lentamente a la rosa. Entre silenciosas lágrimas, se despidieron con una dulce mirada. 

Ambos cogieron la rosa por el tayo. Arrancándola por completo, convirtiendo toda la vida de la corteza del dragón en piedra. Los suaves temblores se detuvieron. Los sueños e ilusiones dejaron de existir. Las voluntades e idealismos cesaron de palpitar.

Al fin el dragón descansa y con él todas las almas que como estrellas en el firmamento brillan en la bóveda celeste.

El Ressorgir

Alexandra Jorquera